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Mensaje  Compañia Vie 20 Abr - 5:06:32


Nada indica que en 1939, Hitler tuviera algún interés especial en Iraq, al menos no con la misma preocupación que tenía Churchill por lo que podría significar una escalada nacionalista en el Oriente Medio que afectaría los intereses británicos. Si en Iraq la simpatía por los alemanes se acentuaban, en el mismo grado que lo crecía la antipatía por los británicos, las cosas para Londres podían ponerse muy difíciles en la región y eso tendría repercusiones en la campaña militar en África y el Mediterráneo.

Antes de comenzar la guerra en 1939, murió el Rey Ghazi y lo sucedió su hijo Faisal II de 4 años de edad. Por tanto Iraq estaba gobernado por el Regente pro británico, el Emir Abdul Ilahi bin Ali, tío del Faisal II. Ejercía la jefatura del gobierno el Primer Ministro Nuri el-Said de manifiesta tendencia pro británica. La cúpula del gobierno estaba copada por personajes que apreciaban las dádivas que recibían de los británicos para mantenerse leales y sumisos a las instrucciones de Londres, pero que dependían sin duda del ejército para mantenerse en el poder.

Rompimiento de relaciones con Alemania

Cuando estalló la guerra, siguiendo las órdenes de Londres, Nuri el-Said aceptó declararle la guerra a Alemania, pero en la práctica, forzado por los radicales de su gobierno que pusieron como precio el recibir algunas concesiones en Siria y Palestina, sólo se concretó en un rompimiento de relaciones diplomáticas el 5 de setiembre de 1939. Esa decisión política dejó en claro que en Iraq habían dos corrientes que inclinaban la balanza del gobierno y que, a menos que esa situación cambiara, la posición de Iraq en relación a la guerra sería ambivalente, indecisa e impredecible.

El "Cuadro Dorado"

En el segundo trimestre de 1940, el poder de Nuri el-Said comenzó a verse comprometido. Después de proponer reformas electorales y de tomar decisiones conflictivas en disputas de tierras en Diwaniya, el gobierno comenzó a experimentar disensiones en sus filas. Pero, lo que desencadenó la crisis fue la oposición, del llamado "Cuadro Dorado", un grupo de cuatro generales que decidió anular la influencia británica sacando a Nuri del gobierno y reemplazándolo por el General Rashid Ali al-Gailani, líder del grupo y del Partido de la Hermandad Nacional. En marzo de 1940, la posición de Nuri estaba seriamente comprometida, tanto fuera del gobierno por la presión de los cuatro generales, como dentro del propio Ejecutivo, por aquellos integrantes que pensaban que el Premier Nuri no actuaba con suficiente firmeza frente al "Cuadro Dorado". El 31 de marzo, con la condición de ser nombrado Ministro de Asuntos Exteriores, Nuri renunció en favor de Rashid Ali al-Gailani. Con eso, Nuri el-Said esperaba poder continuar su política de cooperación con Gran Bretaña.

Advertencia Británica

Pero, este cambio en la política iraquí incomodó a Londres, pues a mediados de 1940, Rashid Alí ni permitió la concentración de tropas británicas en territorio iraquí, ni endureció sus relaciones con Italia, añeja exigencia de Londres. El embajador británico en Bagdad, Sir Basil Newton, le advirtió claramente a Iraq que si reanudaba sus relaciones con Alemania, el gobierno británico reconsideraría sus relaciones con Iraq. Finalmente, el diplomático británico advirtió que Londres no confiaba en el General Rashid Ali al-Gailani.

La posición alemana

En Berlín, algunos líderes altos oficiales del Reich estaban inclinados a aprovechar el rechazo político a Gran Bretaña en Iraq, pero Hitler no supo aprovechar esa oportunidad para controlar al Oriente Medio. Hitler estaba empeñado, de manera justificada desde el punto de vista energético, en proceder desde el Cáucaso hacia los desiertos árabes, siempre y cuando se conquistara primero a Stalingrado. Esa decisión benefició a Gran Bretaña que mantuvo una presencia constante en la región empleando todos los medios a su alcance para evitar un alzamiento árabe que pondría en serio peligro la campaña británica en África.

Primer contacto germano-iraquí

Eventualmente, el primer acercamiento entre Iraq y Alemania, no ocurrió por iniciativa de Berlín, sino de Bagdad, cuando el 3 de julio de 1940, el Ministro de Justicia iraquí Naji Shawkat se reunió con el Embajador de Alemania en Turquía, Franz von Papen. El Ministro Shawkat se disculpó por el rompimiento de relaciones diplomáticas con Alemania y destacó los esfuerzos del gobierno de Rashid Ali al-Gailani para fortalecer la amistad con Italia y el creciente nacionalismo que había en el Gabinete Iraquí. De manera muy confidencial, el Ministro Shawkat le aseguró a von Papen que el Ejército de Iraq apoyaría a Alemania cuando llegara el momento de hacerlo.

Propuesta de acercamiento iraquí

Ese primer encuentro no fue el último, pues meses después Osman Kemal Haddad, secretario privado del Gran Mufti de Jerusalén, Haj Amin El Husseini, viajó a Berlín donde tuvo extensas reuniones con personalidades del Gobierno del Reich. Haddad dejó entrever la posibilidad de una declaración conjunta germano-italiana que sirviera de conducto para una futura relación árabe con el Eje. La proposición de Haddad se basaba en cinco puntos: (1) Reconocimiento de la completa independencia de los países árabes. (2) Reconocimiento al derecho a la unión de los países árabes. (3) Reconocimiento al derecho de los países árabes para resolver el problema de los judíos asentados en Palestina. (4) Declaración de que los países del Eje no tendrán intenciones imperialistas en relación a Egipto y Sudan. (5) Que los países del Eje manifiesten deseos de cooperación económica con los países árabes.

En retribución a esa declaración, Haddad aseguró que inmediatamente después de emitidas esas declaraciones, se reanudarían las relaciones diplomáticas con Alemania, se pondrían a disposición de Alemania los recursos naturales de Iraq y la disposición del Gobierno iraquí a servir de intermediario para que el Eje firme acuerdos similares con los demás países árabes. Añadió a esa propuesta despedir al anglófobo Primer Ministro Nuri el-Said. Aparte de responder de manera positiva a la propuesta, el Secretario de Estado Ernst von Weizsacker aseguró que Alemania estaría dispuesta a ayudar a Iraq con armamento capturado y dinero, pero aclaró que la declaración conjunta sólo podría realizarse si Italia manifestaba su acuerdo con los cinco puntos propuestos.

Escepticismo italiano

Según lo manifestado por el Ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Galeazzo Ciano, el Reino de Italia veía con escepticismo la posibilidad de tal acuerdo, porque su gobierno había otorgado ayuda económica al gobierno de Iraq y esa ayuda había sido despilfarrada, pero además, acotó, que una declaración pública de esa naturaleza estaría en contra de los intereses coloniales de Italia. El Oriente Medio había sido declarado área de influencia italiana en el Pacto Tripartito firmado en setiembre de 1940 entre Alemania, Italia y Japón.

Declaración del Eje

Tiempo después, Mussolini fue persuadido por Hitler sobre la conveniencia de hacer una declaración conjunta, la que se hizo pública el 23 de octubre de 1940. El documento apoyaba los derechos de los países árabes a ejercer su soberanía y a vivir en paz con el resto de los países y aseguraban que los países árabes podían contar con el apoyo Alemania e Italia, quienes veían con simpatía que eso se hiciera realidad en el futuro. Finalmente, manifestaban que tanto Alemania como Italia, estaban en total acuerdo en apoyar los derechos de los países árabes para lograr esos fines.

Estancamiento

El Ministro Shawkat leyó la declaración y quedó completamente desilusionado, pues él esperaba mucho más, cuando menos una declaración de independencia de los árabes. Pero los gobiernos de Roma y Berlín quedaron satisfechos y volvieron a enfocarse en sus propios problemas europeos. Por el momento, para el Eje, la situación del Oriente Medio quedaba estabilizada en un segundo plano.

Operación Barbarossa

En esos momentos, Hitler estaba enfrascado en la Operación León Marino, pero la Luftwaffe había fracasado en obtener el dominio absoluto del aire, con ello la supremacía marítima británica se convertía en un escollo imposible de resolver. En esas circunstancias Hitler consideró, que así como el costo de ocupar Noruega había sido muy alto, invadir las islas británicas tendría un costo mucho más alto todavía. Por tanto Hitler volteó la cara hacia Rusia y se dedicó a planificar la Operación Barbarossa, congelando indefinidamente la Operación León Marino.

Endurecimiento británico

A lo largo del año 1940, la situación se agravó entre Iraq y Gran Bretaña y el 9 de enero de 1941, cuando El Regente le solicitó a Gran Bretaña armas y dinero, Sir Anthony Eden respondió tajantemente que Gran Bretaña sólo entregaba libras esterlinas a gobiernos leales. Después de dimes y diretes, el gobierno británico le solicitó a Iraq la remoción del General Rashid Ali al-Gailani del cargo de Primer Ministro.

Respuesta iraquí

La firme posición británica reforzada con las sanciones económicas, junto con las diferencias entre los pro alemanes y pro británicos en el gobierno iraquí, comenzó a generar una atmósfera enrarecida que hacía presumir que podría estallar una guerra civil. El Regente medió en los entredichos, pero además se presentaban amenazadores los éxitos británicos en África, debido a lo cual, el 31 de enero de 1941, el Regente decidió despedir al Primer Ministro Rashid Ali al-Gailani.

El "Cuadro Dorado" toma el control

El nuevo Primer Ministro elegido fue el General Taha Pasha al-Hashimi, un hombre respetado por el "Cuadro Dorado" y que supo apaciguar los caldeados ánimos, aunque no resolvió los problemas de fondo. Una reunión de alto nivel entre el Regente, el Gran Mufti, Rashid Ali al-Gailani y tres miembros del "Cuadro Dorado" concluyó en que las relaciones con Italia debían mantenerse para preservar los intereses árabes y que si Taha al-Hashimi llevaba a delante una política contraria a los intereses de la nación, mejor era que le dejara el puesto a Rashid Ali al-Gailani.

Golpe de Estado

El 01 de abril, el "Cuadro Dorado" alertó al ejército y enviaron un ultimátum a Taha al-Hashimi proponiéndole la colaboración inmediata con la facción pro-Eje. El Regente Abdul Ilahi bin Ali se opuso y en respuesta el 9 de abril de 1941, ejército rodeó su palacio. El Regente pudo escapar y los militares tomaron el control del gobierno, nombrando como nuevo Regente a Sharaf ibn Rajih al-Fawwaz.

El Ministro von Ribbentrop intercede

Hitler estaba totalmente abocado a Barbarossa y sólo el Ministro von Ribbentrop se preocupó por el asunto de Iraq y del Mediterráneo Oriental convencido de la importancia que para Alemania tenía el Oriente Medio. Las posibilidades que presentaba el golpe de Estado en Bagdad, lo animaba, porque es esos momentos el Gabinete Iraquí era el más nacionalista y pro Eje de los últimos años y además tenía el total apoyo del ejército. El gobierno iraquí estaba poniendo resistencia al estacionamiento de tropas británicas en Iraq y restringía las autorizaciones al tránsito de esas tropas por su territorio. Como medida inmediata, el Ministro Ribbentrop cursó instrucciones a la Abwehr para que organizara de inmediato el Servicio de Inteligencia del Oriente Medio y simultáneamente organizó, dentro de su propio ministerio, su Servicio de Inteligencia del Norte de África y Oriente Medio, independiente de la Abwehr y del SD.

Seguidamente, Ribbentrop le solicitó a Hitler el envío de armas al ejército de Iraq. La respuesta de Hitler fue que la única forma de enviar armas a Iraq era por vía aérea y para ello era necesario hacer paradas técnicas en Siria, lo que significaba la necesidad de involucrar al gobierno de Vichy.

Preocupación iraquí

Mientras eso ocurría, los iraquíes veían con preocupación que mientras los británicos no perdían el tiempo reforzando su presencia militar en la zona con ayuda efectiva a los leales al destituido Regente, los alemanes se demoraban en tomar decisiones. Los representantes italianos en Bagdad también demandaban la pronta ayuda aérea y hacían ver a Berlín que en Bagdad el gobierno estaba muy consternado por la falta de diligencia.

Ribbentrop insiste ante Hitler

Hitler estaba convencido que era necesario tener a Turquía como amiga para cuando comenzara la Operación Barbarossa y Ribbentrop aprovechó la circunstancia para hacerle notar, que una victoria británica en Iraq haría que los ingleses influenciaran a Siria y eso pesaría en las acciones que tomaría Turquía en el futuro. Teniendo a Vichy del lado del Eje podría replantear la situación, si Petain autorizaba el envío de armas francesas a Iraq, significaría un aceleramiento de la ayuda. Ribbentrop no estaba muy seguro de que fuera una buena decisión, a menos que se fortalecieran más los lazos con el gobierno de Vichy, el cual pediría medidas compensatorias.

Iraq solicita ayuda militar inmediata

Poco después el gobierno de Iraq le solicitó a Berlín la inmediata ayuda militar del Eje, en especial con el envío urgente de aviones para impedir que siguieran aterrizando aviones británicos y finalmente para expulsarlos. La nota del gobierno iraquí solicitaba la respuesta inmediata a la Nota de Cancillería.

Finalmente Hitler reacciona

Ribbentrop presentía que algo podía salir mal si Hitler no disponía una acción inmediata. Haciendo uso de todas las habilidades que tenía, le expuso al Führer la urgencia de la situación. La expansión de la revuelta árabe sería de enorme ayuda para la Campaña en África en especial en un momento en que las fuerzas de Rommel estaban acercándose a Egipto. Hitler consintió en la inmediata ayuda militar y Ribbentrop recalcó que utilizando Siria como puente se garantizaba una base aérea en ese país donde podrían también almacenarse armas y suministros. Berlín obtuvo la autorización de Vichy para que las armas francesas bajo custodia italiana, se pusieran a disposición para ser enviadas a Iraq. Obtuvo también asistencia de Siria para el tránsito irrestricto de armas que llegaran por vía aérea o marítima con destino a Iraq. Quedaba garantizado también el aterrizaje y reabastecimiento de gasolina en Siria, a los aviones alemanes en tránsito. Sería dispuesto en Siria un campo de aterrizaje para los aviones alemanes, pero mientras no estuviera operativo dicho campo, serían dadas instrucciones a todos los campos aéreos para darle asistencia a todos los aviones alemanes. A cambio de esas concesiones, el gobierno de Vichy obtenía el rearmamento de seis destructores y siete torpederos franceses, más una reducción en los costos impositivos de ocupación.

Comienza la ayuda militar alemana

Los primeros signos de que la ayuda estaba por llegar a Iraq, fue la designación del Dr. Fritz Grobba como Cónsul del Gobierno del Reich. Sería entregado inmediatamente el primer envío de ayuda militar consistente en un escuadrón de aviones bombarderos Heinkel He 111 y caza bombarderos Messerschmidt 186. Los dos Heinkel He 111 en los que llegó la comitiva del Dr.Grobba a Iraq, el 10 de mayo de 1941, constituían la primera entrega inmediata de la ayuda militar. Unos días después llegaba a Siria el enviado especial con rango de ministro, Rudolph Rahn, encargado de organizar el flujo de entrega de municiones a Iraq. La primera entrega llegó a Mosul el 13 de mayo, tal cual lo había prometido.
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