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Batalla Aerea [2]: Detrás del Dniester
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Batalla Aerea [2]: Detrás del Dniester
Detrás del Dniester
Tras la Batalla de Kursk, nuestro regimiento aéreo participó en combates aéreos de Harkov, Dnieper y Krivoy Rog. Todos estos combates se destacaban por el cambio. Estaba patente la alta moral ofensiva y se notaba la gran iniciativa de nuestros pilotos. Pero a pesar de esto, la situación en el aire aun estaba bastante tensa. Los alemanes sufrieron unas bajas catastróficas. Sus flotas aéreas perdieron miles de aviones y una buena parte de sus mejores pilotos. Las fuerzas del enemigo estaban seriamente dañadas, pero él aun no estaba vencido por completo.
Intentando recuperarse de las bajas sufridas, los alemanes llenaban frenéticamente a su flota de aviones y de motores de los últimos modelos [17]. Precisamente a partir de aquel momento se notaba que el enemigo se armó de forma masiva con las nuevas versiones de los cazas de las empresas “Messerschmitt” y “Focke-Wulf”, bombarderos modernizados e incluso un nuevo avión de asalto. La modernización de estos modelos estaba enfocada en mejorar sus prestaciones tácticas y sus características de vuelo. Los ingenieros alemanes instalaban blindaje adicional para incrementar la capacidad de resistencia de sus aviones. La capacidad bélica de los aviones era incrementada con nuevos cañones. Además, los motores de mayor potencia permitían a los aviones enemigos alcanzar unas velocidades más altas, incrementaban su índice de trepada y aumentaban su maniobrabilidad. Luchar con estos modelos modernos no era fácil.
En el transcurso de los combates aéreos de la segunda mitad del año 1943, los pilotos de nuestro regimiento en varias ocasiones destacaban que el enemigo intentaba imponer nuevos elementos tácticos y hacía todo lo posible para volver a ganar la iniciativa en el aire. Esto se aplica no solamente a los episodios o combates locales, sino a niveles operativos más amplios.
Por ejemplo, el enemigo comenzó a crear de forma masiva agrupaciones aéreas de ataque. Estas agrupaciones se concentraban en las zonas de mayor amenaza, a costa de teatros de operaciones de importancia secundaria. Para cumplir con este objetivo, el mando alemán formó varias escuadras ambulantes [18]. Estas escuadras eran trasladadas de un nudo aéreo a otro, hacia aquellas zonas donde la situación se les volvía especialmente desfavorable.
Nuestro regimiento se enfrentó en varias ocasiones a estas escuadras. A los “viejos amigos” les reconocíamos por los bujes de hélice pintados de amarillo, por los “ases”, “gatos” y “flechas” pintadas en sus fuselajes y por sus tácticas de combate. Por lo general, eran grupos como “Udet”, Richtoffen”, “Molders”, “Pic-As” y otros, que actuaban prácticamente en todos los segmentos del frente, desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro.
Las nuevas tácticas empleadas por los alemanes nos obligaban a estar atentos en todo momento y a prestar importancia a la hora de observarles. En cada uno de los combates teníamos que prever qué nuevas acciones va a emprender el enemigo. La alta moral, la atención y la creatividad a la hora de resolver tareas bélicas nos permitían descubrir a tiempo todos los planes de los alemanes y a tomar medidas adecuadas con suficiente antelación, empleando nuestras tácticas de contraataque más modernas que las tácticas alemanas.
En este aspecto, fueron bastante representativos los combates aéreos llevados a cabo tras el río Dniester en la primavera de 1944. Nuestras acciones iban dirigidas a rechazar los intentos alemanes de organizar una contraofensiva contra la Agrupación Sur de nuestras tropas, que liberaron parte de Bessarabia y se acercaron a Yassy. La batalla aérea, librada en esta zona, era bastante intensa. Los pilotos de nuestro regimiento tenían que imponer al enemigo hasta 6 o 7 combates aéreos al día [19]. Y prácticamente cada uno de estos combates en gran medida se diferenciaba tácticamente de los combates previos.
Antes de comenzar estos contraataques con grandes concentraciones de infantería y unidades acorazadas, los alemanes realizaron un peculiar reconocimiento aéreo con combates. El objetivo de estas misiones de reconocimiento, por lo visto, era sondear, en la mayor medida posible, el nivel de nuestras fuerzas aéreas. El enemigo empleaba diversas combinaciones tácticas, intentando encontrar aquellas que les permitiera a sus pilotos gozar de la máxima ventaja posible. Los alemanes le daban mucha importancia al vuelo conjunto de sus bombarderos y cazas. Empleaban diversos trucos. Recuerdo que en una ocasión emplearon el siguiente elemento.
Por delante de varios grupos de bombarderos, los alemanes enviaron varios grupos de cazas. La aparición sobre la línea del frente de los cazas alemanes, sin bombarderos, llegó incluso a confundir a nuestras patrullas aéreas. Aparentemente, los “Messerschmitt” se dirigían para atacar a nuestras tropas terrestres. Pero no fue así. Justo cuando nuestros “Lávochkin” entraron en combate con ellos, los alemanes se dividieron en 2 grupos. Uno de los grupos, defendiéndose de nuestros cazas, intentaba atraerlos desde Dniester hacia el noroeste. El segundo grupo prácticamente no participó en combate aéreo y se colocó en la periferia del foco del combate aéreo.
Pensé: “Esta pasando algo raro. Es evidente, que cada uno de estos grupos tiene sus propios objetivos concretos. ¿Pero cuales son?”.
Mis dudas se habían resuelto al cabo de pocos minutos. Cuando las principales unidades de nuestros cazas entraron en combate con el primer grupo y comenzaron a perseguirlos en dirección noroeste, en el horizonte aparecieron grupos de “Junkers-87”. Ellos se dirigían hacia los puentes flotantes de Dniester. ¡Era eso! Entonces aquellos “Messerschmitt” que entraron en combate, sirvieron de cebo para distraer a nuestras patrullas y alejarlas de sus objetivos. Mientras tanto, el segundo grupo no entraba en combate y se mantenía sobre Dniester para poder prestar el apoyo a sus bombarderos de picado.
A pesar de la complejidad de nuestra situación, el plan alemán había fracasado. La situación fue resuelta por el Comandante de nuestro Regimiento. En aquel momento el Comandante se encontraba en la primera línea del frente. Su puesto de observación estaba equipado con todo tipo de medios, estaba dotado de radar y de un buen canal de radiocomunicación con los aeródromos. El comandante en aquel momento estaba observando el combate y rápidamente se dio cuenta del plan alemán, por lo que enseguida levantó a un grupo de cazas, que hacían la guardia. Ellos se encontraban en un aeródromo intermedio, ubicado a varios kilómetros de la línea del frente. Los “Yákovlev” aparecieron de repente [21] y atacaron a los bombarderos alemanes, mientras que nuestras patrullas aéreas atacaron a ambos grupos de cazas alemanes. El combate duró poco tiempo y acabó con otra victoria a favor de nuestros pilotos.
Por aquí mismo, sobre Dniester, durante el periodo preparativo de la operación, los alemanes aprovechaban las malas condiciones meteorológicas para realizar ataques desde el aire. Tuve la ocasión de participar en uno de estos combates, llevado a cabo en condiciones meteorológicas adversas. En la segunda mitad del día, el cielo sobre Dniester se cubrió de nubosidad baja. La intensidad de vuelos de ambos bandos había disminuido drásticamente. Pero nuestros operarios de los puestos de guiado no bajaron la guardia y siguieron controlando el espacio aéreo. Al rato detectaron a un gran grupo de “Junkers”, que se acercaba al Dniester.
En aquel entonces, yo era Comandante de Escuadrón. Recibí la orden de despegar de inmediato. Mi escuadrón se encontraba en la máxima alerta y estaba preparado para despegar de inmediato: los pilotos estaban esperando, sentados en las cabinas de sus aviones, por lo cual comenzamos el despegue segundos después del lanzamiento de la bengala de alerta. Mientras íbamos volando hacia la línea del frente, yo iba planificando el plan de acción, mediante el cual nosotros teníamos que paralizar el plan enemigo. En base a mis observaciones de las tácticas alemanas, decidí, que en este caso lo más probable será que los alemanes pasarían hasta la línea del frente por encima de las nubes e intentarían bombardear nuestras posiciones apareciendo desde las nubes por sorpresa, es decir, con el llamando “método del salto”.
Me lo volví a pensar otra vez, tomé la decisión definitiva y ordené por radio al comandante de uno de los cuartetos de “Lavochkin” a seguir volando por debajo de las nubes. Con el resto de aviones de la patrulla, comencé el ascenso para atravesar la banda de las nubes. Mis previsiones resultaron ser ciertas. Justo después de atravesar la capa de nubes, lejos de nosotros apareció un grupo de “Junkers” formado por más de 20 aparatos. Los bombarderos alemanes, confiando en malas condiciones meteorológicas, iban sin escolta de cazas.
Los alemanes estaban ocupados con los cálculos para salir de las nubes y no se dieron cuenta de nuestra presencia. Cuando los “Junkers” se pusieron en círculo y alargaron la formación para realizar el bombardeo, nosotros les atacamos por sorpresa. Los alemanes, al romper su formación, a la vez rompieron el sistema de defensa mutua, con lo que acabaron en una situación desfavorable. Yo enseguida logré acercarme al máximo a uno de los “Junkers” y derribarlo con una ráfaga. Varios más fueron derribados por mis puntos. El pánico se apoderó de los alemanes. Ellos se lanzaron debajo de las nubes. Pero una buena distribución de nuestras fuerzas nos posibilitó terminar el combate con éxito. El combate procedía a 2 niveles. Cuando los alemanes intentaban salvarse de los ataques del grupo superior de “Lavochkin”, atravesaban la capa de nubes retirándose hacia abajo, pero allá les esperaba el cuarteto inferior. Y cuando volvían a subir, acababan otra vez bajo nuestros ataques.
Cuando las tropas enemigas pasaron a la contraofensiva, en los cielos de Yassy comenzaron encarnizados combates aéreos. Los combates rápidamente se convirtieron en una corta pero intensa batalla aérea. Intentando actuar sobre toda la profundidad táctica de nuestras tropas terrestres, el enemigo levantó a sus mejores escuadras de caza y de bombardeo. El primer día de la batalla los bombarderos alemanes aparecieron sobre el campo de batalla, actuando a altitudes medias. Ellos iban en grupos formados por 50 u 80 aviones. Cada grupo de “Junkers” estaba escoltado como mínimo por unos 30-40 “Messerschmitt”. El enemigo empleaba la táctica de bombardeos masivos, empleando grandes grupos de bombarderos, escoltados por grandes grupos de caza. Esto obligaba a nuestros pilotos a contraponer sus métodos de lucha aun más avanzados. Seria un error pensar que nosotros encontraríamos la solución enseguida, en la práctica esto no pasaba. El primer día de combates para nuestro Regimiento no fue del todo exitoso. Lo recuerdo muy bien, dado que una vez más se había demostrado la necesidad de un profundo análisis de cada uno de los combates.
Aquel día despegamos tras recibir el mensaje de la estación de guiado aéreo. Aparecimos sobre el campo de operaciones justo en el momento, cuando el grupo mixto de aviones enemigos, formado aproximadamente por 70 aparatos, se estaba acercando a la línea del frente. Nuestra intención fue atacar de inmediato a los bombarderos, pero una gran escolta de los “Messerschmitt” enseguida nos trabó en combate.
Nuestra patrulla aérea luchó ferozmente. Pero no pudimos cumplir nuestra misión principal. El intenso combate aéreo duró aproximadamente 40 minutos, nosotros logramos derribar a varios aviones enemigos. Pero al estar trabados en combate con los “Messerschmitt”, los “Junkers” se escaparon y lograron efectuar el bombardeo.
Tras analizar aquel combate, llegamos a la conclusión de que para poder cumplir con la misión principal, que consiste en luchar contra los bombarderos enemigos, teníamos que cambiar nuestra formación de combate para tener mayor iniciativa en nuestras manos. La nueva estrategia no solamente consistiría en rechazar los ataques alemanes, la clave estaba en el hecho de imponerles nuestra táctica de forma más agresiva, imponer nuestros elementos de combate, llevar a cabo un combate ofensivo, actuar con mayor calidad y obligarles a que fueran ellos los que dependan de nuestras acciones. Este pensamiento fue llevado a la práctica de manera siguiente: nuestra formación de combate fue configurada por varios escalones de cazas. Dicha formación nos permitió luchar contra los “Messerschmitt” de escolta de manera más eficiente, y lo más importante, creó las condiciones idóneas para eliminar la máxima cantidad de bombarderos enemigos. Aparte de constituir 2 escalones básicos, decidimos crear un escalón adicional: “el escalón de refuerzo”. Dicho escalón no tenía ninguna misión predeterminada, tenía la plena libertad de acción en la zona del combate aéreo y tenia que intervenir en caso de necesidad.
Aquel mismo día nuestro regimiento tuvo varios enfrentamientos más. Nuestros ataques, realizados en esta nueva formación de combate, enseguida confundieron al enemigo. Los alemanes seguían actuando igual que por la mañana, sin creatividad y sin cambios. Nos acercamos al grupo de los aviones alemanes, comenzamos el combate. El grupo de nuestros pilotos mejor preparados atacó de entrada a los bombarderos, el segundo grupo se dedicó a rechazar los contraataques de los “Messerschmitt” de escolta, el tercer grupo entró en acción, cuando el transcurso del combate se había definido con claridad. Este tercer grupo fue destinado para ayudar al grupo de ataque, encargado de atacar a los bombarderos, y le ayudó en derrotar a los bombarderos enemigos. En los combates aéreos de Yassy, librados aquél día, los cazas soviéticos derribaron en total a más de 100 aviones enemigos.
A pesar de sufrir bajas, los alemanes seguían realizando ataques aéreos. Al día siguiente grandes agrupaciones de bombarderos enemigos aparecían continuamente. Los pilotos de nuestro regimiento literalmente pasaron todo el día en las cabinas de sus cazas. El intenso calor y la tensión que permanecía en el aire agotaban nuestras fuerzas. Pero los éxitos logrados por nosotros en cada combate aéreo nos motivaban y nos alegraban, y a pesar del cansancio, seguíamos luchando con la misma intensidad y energía.
Al cabo de poco tiempo, los alemanes disminuyeron la intensidad de sus acciones aéreas. Ellos comenzaron a actuar de forma más calculadora y con más cuidado. Cuando estábamos patrullando sobre el campo de batalla, nos fijamos en la formación de combate de los “Junkers”: era algo extraña. Los “Junkers” se dirigían a la línea del frente en una formación a 3 niveles. Esto nos recordaba la famosa “estantería”, una formación de combate empleada por nuestros cazas, desarrollada [26] por nuestros pilotos en la batalla aérea de Kubán, en la primavera de 1943. Ahora los alemanes nos copiaron este modelo de formación y lo aplicaron automáticamente para sus bombarderos.
Las intenciones de los alemanes eran evidentes. Volando en tres grupos puestos en formación escalonada y a diferentes altitudes, ellos contaban con que al menos uno de los tres grupos pueda llegar hasta el objetivo. El comandante de nuestro regimiento rápidamente entendió la situación y envió la orden a nuestras patrullas aéreas: “¡ataque masivo!”. Por el radiotransmisor de guiado aéreo fue dirigido al lugar de la batalla un grupo de cazas de reserva. Ahora no recuerdo exactamente cuantos aviones participaron por nuestra parte. Pero los alemanes eran muchos, eran 3 grupos de bombarderos de picado, con 27 aparatos en cada grupo, más los 20 “Focke-Wulf” y aproximadamente 10 “Messerschmitt”. ¡En total eran más de 100 aviones! El combate duró 40 minutos. La lucha se estableció en los tres niveles. Como resultado, ninguno de los aviones alemanes pudo alcanzar la zona de nuestras tropas.
Este combate aéreo era muy duro y complicado, y para nosotros ha sido muy provechoso en cuanto a la experiencia obtenida. Algunos de nuestros pilotos, sobre todo los de menor experiencia, en ocasiones perdían a sus líderes. En el momento más culminante del combate desapareció mi punto. Yo me separé de mis compañeros y fui cogido en “tijeras” por 4 “Focke-Wulf”. La maniobra realizada por los “Focke-Wulf” representaba un peculiar “tonel”. Dos de ellos se mantenían sobre mi. La segunda pareja se encontraba por debajo de mí. De esta forma acabé bloqueado por ellos casi por completo. Cuanto intentaba ascender, me entraba la pareja superior. Cuando intentaba separarme en picado, abría fuego la pareja inferior.
He de reconocer que mi situación era muy complicada. Finalmente pude separarme de ellos realizando un brusco pilotaje. Decidí que enfrentarme a ellos solo, no daría ningún resultado, busqué un momento oportuno y me retiré, dirigiéndome al punto de reunión. Allí encontré a mi punto, y tras reunirme con él volvimos a entrar en combate. He de destacar que cuando se prevé un combate complicado, es obligatorio establecer a priori los puntos de reunión. El combate aparentaba ser caótico, pero en realidad estaba bien organizado. Cuando nuestros pilotos perdían de vista a sus compañeros, se dirigían al punto de reunión, rápidamente se encontraban allí y volvían al combate para seguir luchando. Como resultado, una táctica más sofisticada y una organización más precisa del combate aéreo nos dieron la victoria sobre un centenar de aviones enemigos.
Los combates en Dniester duraron más de una semana. Los alemanes en varias ocasiones cambiaron su táctica de combate. Dejaron de utilizar a los bombarderos medios, y comenzaron a emplear los grupos de asalto mixtos, combinando a los “Focke-Wulf” con los “Junkers”. Esta táctica de utilizar grupos mixtos no era complicada de llevar a la práctica. Primero sobre el objetivo aparecían los “Focke-Wulf” [28], intentaban asaltar a nuestras tropas terrestres y tras desprenderse de las bombas actuaban como cazas para escoltar a los “Junkers”. Pero nosotros enseguida frustrábamos todas las intenciones enemigas mediante la utilización de la formación escalonada múltiple, mediante la organización del combate a varios niveles simultáneamente, mediante una correcta dirección del combate por radio y gracias a la eficiente utilización de los radares. La gran agrupación aérea alemana, emplazada en Yassy, finalmente fue derrotada. Solamente en los primeros 4 o 5 días nuestros pilotos derribaron aproximadamente 300 aviones alemanes.
La batalla de Dniester demostró claramente que en un combate aéreo no se puede aplicar un modelo estándar, y que la victoria es obtenida por aquel bando, el cual logra sus objetivos resolviendo las cuestiones bélicas de forma creativa, que introduce continuamente innovaciones tácticas, quien tiene una visión global y busca nuevos métodos de lucha para encontrar a los más eficientes, imponiendo al enemigo su táctica, su iniciativa y su voluntad. Para mí en particular, esta batalla me aumentó de forma significativa la lista de derribos individuales, llegando a ser 34. Pero lo más importante, tanto para mi como par mis compañeros, es que aquella batalla nos empujó para realizar un análisis más profundo de las tácticas enemigas, e impulsó a buscar combinaciones tácticas más avanzadas. Aun nos quedaban sangrientos combates por delante. Y nosotros, los pilotos de caza, debíamos realizar estos combates utilizando elementos tácticos aun más avanzados, buscando aquellos que nos permitan abatir al enemigo cada vez con mayor fuerza.
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